Es el residuo que se genera por someter los aceites vegetales a calentamiento y cocer alimentos en él. Una vez que los contenidos polares totales del aceite vegetal han llegado a un valor de 27%, el aceite debe ser desechado, pues ya no es apto para continuar cociendo en él.
El residuo aceite vegetal usado, aceite vegetal quemado, aceite usado de cocina (RAUC por sus siglas en español), grasa amarilla o UCO (por sus siglas en inglés), es en la actualidad una de las principales causas de contaminación de las aguas residuales urbanas, ya que si una vez utilizados, se vierten a la red de alcantarillado, contaminan el medio ambiente, produciendo atascos y malos olores en las cañerías y una gran cantidad de problemas ambientales.
Estos vertidos hacen que la depuración de las aguas sea tremendamente costosa, además de dificultar el normal funcionamiento de las depuradoras o plantas tratadoras. En el caso de no haber gestión adecuada de estos aceites, al devolverlos al medio ambiente mezclados con agua, éste contamina las cuencas internas, el mar y los acuíferos, interfiriendo en la vida natural y degradando el entorno. El aceite en el agua facilita la proliferación de microorganismos perjudiciales para la salud.
El aceite provoca también problemas en las tuberías de desagüe en nuestras casas obstruyéndolas y generando malos olores, y creando un alimento ideal para la fauna nociva (como ratas y cucarachas). Y en cuanto a la red de drenaje, y particularmente en época de lluvias, la reducción de caudal por causa de la acumulación de aceite vegetal mezclado con jabones y detergentes (convertido en un sólido que se adhiere a la parte superior de las tuberías o canales), genera encharcamientos severos.
También puede ser un elemento de bioacumualción de dioxinas (potente agente cancerígeno) en la cadena alimenticia del ser humano, y contribuir al desarrollo de enfermedades como la diabetes. Varios casos de alimentos para animales contaminados con dioxinas, se han presentando en todo el mundo.