Vegetarianismo

Por Ana Elena Álvarez

Existen varias corrientes del vegetarinismo, tales son el ovo-lacto-vegetariano, crudívoro, esteineriano, eubiótico, frutariano, granivoriano, lacto-cerelianos, macrobióticos, naturistas y veganismo.

Ovo-lacto-vegetariano
La palabra vegetariano deriva del latín vegetus, es decir, “sano”. Los seguidores de esta corriente evitan el consumo de productos animales pero consideran que es necesario complementar la dieta con huevos y leche que aportan las proteínas animales necesarias en la dieta humana. A partir de dicho hábito alimenticio se trata de evitar problemas como arteriosclerosis, alteraciones del metabolismo, carcinomas intestinales, entre otros problemas de la sociedad de consumo.

Crudívoro
Los crudívoros siguen una alimentación vegetariana compuesta de vegetales (frutas y verduras) lo menos pelados posible y sobre todo no cocidos. ¿Por qué este tipo de alimentación? Pues bien, este consumo crudo de alimentos tan poco habitual por ejemplo entre los macrobióticos, tiene como objetivo principal evitar al máximo la pérdida nutritiva que se produce con la cocción.

Esteinerianos
A los esteinerianos también se les denomina biodinámicos, por la biodinámica, la ciencia elaborada por el doctor Rudolf Esteiner, que se ocupa no solo de la calidad y de la cantidad del producto agrícola, sino sobre todo de regenerar el terreno empobrecido por cultivos contínuos, lo que produce que los nutrientes de los alimentos que consumimos sean cada vez más pobres.

Eubióticos
El principio más relevante y en el que se basa la eubiótica es el de secundar los mecanismos digestivos naturales de nuestro organismo, combinando correctamente los alimentos y evitando de forma particular asociar alimentos proteicos con carbohidratos. El ejemplo clave de la alimentación española: huevos y patatas.

Frutarianos
El frutarismo es una teoría respaldada, entre otros, por Arthur Merrheim, que pretende volver a la que considera la única alimentación natural, la del hombre prehistórico, que según él era vegetariano pero que ignoraba las leguminosas y las verduras: Los frutos secos y la fruta fresca tienen una gran importancia: Cada día habría que consumir más de 300 gr. de frutos secos y un kilo de fruta fresca.

Granivorianos
Como su nombre indica, propugnan el consumo de alimentos en grano. Los granivorianos, como los vegetalistas, eliminan de su alimentación la carne y los productos de origen animal.

Lacto-cerelianos
Este régimen puede realizarse dentro de un marco de prácticas específicas. Es, por ejemplo, un régimen practicado por los yoguis en la India, que no se ha impuesto en la práctica del yoga en Occidente, pero que podría ser seguido sin problemas. Propone alimentarse principalmente de productos lácteos y de cereales. El objetivo de este régimen es el mismo que el del vegetarianismo. La salud, el bienestar y la pureza, pero también la armonización entre el cuerpo y el espíritu.

De una forma de vegetarianismo asociada a una religión y filosofía de Extremo oriente y japonesa, procede una corriente particular, compleja y largamente desarrollada llamada macrobiótica.

Macrobióticos
Se deja de emplear carne, alimentos procesados, azúcar, miel. En lugar de ello se come una dieta equilibrada de grano vegetales, semillas y alguna fruta local orgánicos. La sal de mesa es reemplazada por minerales de vegetales marinos y sal marina. Las especies se reemplazan con derivados fermentados de granos.

Naturistas
El naturismo propugna la práctica y cumplimiento de una serie de reglas higiénicas cuyo fin es la readaptación del individuo a la naturaleza. Así el individuo recupera el equilibrio general que había perdido al separarse de las leyes naturales fundamentales.

Veganismo
El veganismo es una alternativa ética y sana al consumo y dependencia de los productos de origen animal. El vegano rechaza en su dieta las carnes, los pescados, los lácteos, los huevos, la miel, y en general todos los productos derivados de los animales, incluyendo el cuero, las pieles o incluso la lana.

Vegetalianos
Es una corriente muy “estricta”. Este régimen propone alimentarse exclusivamente de vegetales. Así la lista de alimentos prohibidos es bastante larga: está formada por los productos rechazados por el vegetarianismo más los no consumidos por los vegetalistas.

La lista incluye:
-Las carnes y los embutidos.
-Las aves de corral y la grasa animal.
-El pescado.
-Las conservas y los congelados.
-Los cereales blanqueados o refinados.
-Las bebidas industriales azucaradas.
-El azúcar industrial.
-La miel.
-Los quesos.
-Los huevos.

Desde el punto de vista médico el problema nace de la dificultad de combinar entre sí los aminoácidos procedentes sólo de fuentes vegetales y del riesgo concreto de incurrir en anemias. El hierro resulta a la larga carente, en parte porque la alta cantidad de fibras vegetales impide su absorción.

En cualquier caso la auténtica base de la opción vegetariana es la de la no violencia, no tener que recurrir a la muerte de ningún tipo de animal para alimentarse.

Los derechos animales
Paralelamente a los “derechos humanos”, son con diferencia la motivación más destacada para rechazar los productos de origen animal. Los “derechos animales” es un término popular empleado para describir a quienes han trascendido una postura del “bienestar animal” (la reducción del sufrimiento más que la abolición de la causa original) hacia una filosofía que, tanto como sea posible en la práctica, busca permitir a los animales que sigan los dictados de la naturaleza libres de la interferencia humana.

Todos las especies animales (incluyendo la humana) comparten características similares – tales como la capacidad de sentir dolor, miedo y hambre. La humanidad practica el especismo – esto es, la discriminación contra los animales simplemente por no ser de nuestra misma especie. El especismo, como el racismo, es irracional y está perpetuado por la ignorancia y ciertas sutiles coacciones.

La humanidad sigue permitiendo el uso de millones de animales para la alimentación (carnes, pescados, aves, leche, huevos, miel y todos sus derivados), para la ciencia (investigación médica; experimentación de medicamentos, productos de limpieza y cosméticos, artículos para el hogar, para la agricultura, etc.; clonación, xenotrasplantes), para vestir (cuero, lana, seda); y para la diversión (incluyendo mascotas, caza y pesca, carreras de caballos y perros, acuarios, circos, zoológicos y parques safari). Los animales no son más que meros artículos de consumo – sacrificados y explotados en nombre de las ganancias, la avaricia, el “progreso” y el “entretenimiento”. Diversas generaciones de veganos han mostrado que es posible vivir saludablemente sin recurrir a los corrompidos “frutos” del uso y abuso de los animales.

Aunque generalmente se suele entender la postura vegetariana respecto a la dieta, la vegana suele ser más difícil de aceptar. Podríamos plantear la siguiente reflexión: supongamos que todo el mundo fuese vegetariano, y no hubiera que criar ganado para la alimentación. ¿Estaría justificado sacrificar animales para la producción de, por ejemplo, cuero? El cuero se emplea para la fabricación de calzado, prendas de vestir y todo tipo de complementos, y suele verse como algo “natural” y “tradicional”. Por ello el veganismo es una postura más comprometida que rechaza todo tipo de explotación animal. En el mundo actual, en el que las técnicas productivas han evolucionado hasta el extremo de poder ofrecernos productos alternativos a aquellos de origen animal, debemos esforzarnos por evitar estos últimos. La elección está siempre en nuestra mano.