Por Bárbara Guerrero
Cada Ciudadano, un Ambientalista
Nuestro planeta merece un cuidado muy especial. Es el único que tenemos para vivir y habitar. Es un sistema de sistemas y un superorganismo de equilibrio complejo, urdido a lo largo de millones y millones de años. A causa del asalto depredador del proceso de industrialización de los últimos siglos, ese equilibrio está propenso a romperse en cadena. Desde el comienzo de la industrialización, en el siglo XVIII, la población mundial ha crecido ocho veces y ha consumido cada vez más recursos naturales; solamente la producción, basada en la explotación de la naturaleza, ha crecido más de cien veces. Necesitaríamos tres planetas Tierra con los mismos recursos para satisfacer tanta demanda. El agravamiento de este cuadro con la globalización del acelerado proceso productivo ha aumentado la amenaza, y consecuentemente, la necesidad de un cuidado especial con el futuro de la Tierra.
La conciencia colectiva que se tiene acerca de nuestro bello planeta es escasa. Los que podrían concientizar a la humanidad se abruman con la labor titánica de cambiar el mundo. A la mayoría no les importa, y disfrutan alegremente el viaje en su burbuja de ilusiones. Parece que no saben que se puede reventar en un futuro no muy lejano.
El programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) elaboraron una minuciosa estrategia para el futuro de la vida bajo el título Cuidando el planeta Tierra (Caring for the Earth 1991). Ahí establecen nueve principios de sustentabilidad de la Tierra. Proyectan una estrategia global fundada en el cuidado:
1. Construir una sociedad sustentable.
2. Respetar y cuidar la comunidad de los seres vivos.
3. Mejorar la calidad de la vida humana
4. Conservar la vitalidad y la diversidad del planeta Tierra
5. Permanecer dentro de los límites de la capacidad de soporte del planeta Tierra
6. Modificar actitudes y prácticas personales.
7. Permitir que las comunidades cuiden de su propio medio ambiente.
8. Generar una estructura nacional para integrar desarrollo y conservación.
9. Constituir una alianza global.
La Ética del Cuidado
Estos principios dan cuerpo al cuidado esencial de la Tierra. La ética de cuidado se aplica tanto a nivel internacional como a niveles nacional e individual; ninguna nación es autosuficiente; todos ganarán con la sustentabilidad mundial y todos estarán amenazados si no logramos conseguirla. Sólo esa ética del cuidado esencial podrá salvarnos de lo peor. Sólo ella nos definirá un horizonte de futuro y esperanza.
La cultura ecologista debe de comenzar en los ciudadanos, desde su hogar. Es nuestro papel defender la naturaleza que nos rodea. Desde regar una plantita, hasta firmar una petición de protesta a la cacería de focas, o impedir que talen un árbol en el camellón simplemente porque estorba. Para cuidar el planeta, todos necesitamos pasar por una alfabetización ecológica y corregir nuestros hábitos de consumo. Es importante desarrollar y practicar una ética del cuidado y que el día de la Tierra sea el pretexto ideal para comenzar.